BREVE EVALUACION
Evaluar cinco años de trabajo en una cuartilla es casi imposible, lo que sí se puede hacer es una breve síntesis de los logros alcanzados y de los retos a futuro.
Sin duda alguna el impulso más importante que se ha dado al desarrollo de los medios de comunicación indígena en los últimos diez años, ha venido de la política cultural y mediática del EZLN. El zapatismo y sus seguidores neozapatistas, han provocado una verdadera revolución mediática que se inscribe en lo que Manuel Castells llama la nueva Era de la Información y la Sociedad Red (1996, 1997, 1998). Ella ha llevado a que los movimientos y las organizaciones políticas (de Chiapas, de México y del mundo) repiensen sus demandas y las formas de hacerlas oir. Desde 1998, la presencia en Chiapas del hoy llamado “Proyecto de Medios de Comunicación Comunitaria, A.C.” ha permitido que las comunidades y los municipios autónomos zapatistas usen el video como un arma de lucha política, como un medio para hacer llegar al resto del mundo, sus demandas y acciones.
En el campo gubernamental tendríamos que hacer mención del “Proyecto de Transferencia de Medios Audiovisuales a las Comunidades Indígenas”, iniciado en 1989, por el Instituto Nacional Indigenista (Anaya 1990). Dicho proyecto entregó equipo técnico a un número de organizaciones y comunidades y les proporcionó cierta capacitación para la producción de radio y de video. Posteriormente, el INI instaló estaciones de radio y centros de videoproducción en varios estados de la república mexicana con el objeto de crear una infraestructura perdurable (Velázquez 1999). Sin embargo estos centros tendieron a convertirse en “archivos” donde se acumulaban imágenes de las “tradiciones indígenas.” En los últimos años, dichos centros se han visto paralizados por la falta de recursos y el peso de las estructuras burocráticas. De lo anterior se puede deducir que como en muchos otros ámbitos, en lo que respecta a la “videoproducción indígena,” hoy vemos que es la sociedad civil organizada la que sobrepasa las acciones y las políticas de las propias agencias del gobierno. En el caso chiapaneco baste agregar los esfuerzos videográficos que, además de los zapatistas, han hecho Kinoki Lumal, la Red de Defensores Comunitarios por los Derechos Humanos, el Centro de Derechos Humanos Fray Pedro Lorenzo de la Nada, la Red de Comunicadores Boca de Polen, el Grupo Las Filmadoras y las organización indígenas CDLI-Xi’ Nich, OMIECH, ORCAO y ARIC Independiente y Democrática, por citar algunas.
Es más, en este folleto es evidente que el PVIFS se ha desarrollado y mantenido gracias al entusiasmo que ha encontrado y fomentado entre l@s indígenas de organizaciones “independientes” y l@s mestiz@s y extranjer@s “comprometid@s.” El interés de tod@s ell@s en realizar videos promocionales, documentales o educativos ha permitido el diálogo y el cruce de agendas pero más que nada ha permitido sentar las bases, abrir brecha, ser pioneros en el fomento de una “cultura del video indígena” que es, antes que nada, híbrida, dinámica y mediadora. Esto último en cuanto media conocimientos culturales, es decir, en cuanto aspira a contribuir a superar prejuicios a través de la comprensión intercultural y a reforzar la cohesión de procesos políticos y culturales emergentes (véase Ginsburg 1991).
En esta empresa no estamos solos, no hemos estado solos, los zapatistas nos han guiado, los indígenas oaxaqueños (Brígido-Corachán 2004; Wortham 2004) nos han enseñado y acompañado y los indígenas guatemaltecos nos han sorprendido al punto de dejarnos mudos con la fuerza de su lucha y de su espiritualidad. Con todos ellos hemos entablado relaciones y establecido puentes con la finalidad de ir más allá de los debates académicos y con la intención de adentrarnos en el campo de las políticas culturales de las organizaciones con las que hemos trabajado.Pero hemos de reconocer que se ha invertido mucho más de lo que se ha obtenido. Las condiciones materiales para el trabajo no han sido las óptimas. Las condiciones políticas en Chiapas no han sido las esperadas. Los apoyos institucionales se han quedado cortos ante la demanda y la necesidad. En otras palabras, el fruto que hoy cosechamos ha sido madurado a pesar de que en Chiapas no se ha firmado la paz; a pesar de los grandes conflictos politicos que se viven en las comunidades y en las organizaciones indígenas; a pesar de que la sociedad civil nacional e internacional cada vez se olvida más de Chiapas; a pesar de que las instituciones públicas de todo tipo, no han ofrecido un apoyo sistemático y holístico. Sin embargo, no todo ha sido vacío y desolación, el apoyo permanente y sistemático del CIESAS nos ha permitido durante estos cinco años tener acceso a una modesta área audiovisual, a aulas, a un equipo básico de edición y a material videográfico. Por su parte la UNICACH nos ha apoyado siempre con la impresión de folletos y juntos, el CIESAS y el CESMECA-UNICACH, nos han dado todo el apoyo posible institucional, en infraestructura y moral. Apoyo que nos ha permitido salir adelante aún en los momentos más difíciles cuando creíamos que todo estaba perdido. Pero, sin lugar a dudas, para seguir adelante debemos crear mejores condiciones a todos los niveles, de lo contrario seguiremos remando siempre a contra-corriente.
Podríamos cerrar este folleto diciendo que el trabajo de toda la gente que participó en esta primera etapa del PVIFS ha contribuido a abrir brecha, a picar piedra, pero todavía falta mucho para abonar el camino… ojalá en una segunda etapa muchos se sumen y, entre todos, logremos contribuir a que los pueblos, las comunidades y las organizaciones indígenas de Chiapas y el Sur de México, logren tener una vida justa y digna…
Xochitl
Leyva y Axel Köhler
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas
Diciembre de 2004